ciencia y desperdicio de comida

Ciencia y desperdicio de comida

Hoy, 10 de noviembre, como cada año, se celebra el Día Mundial de la Ciencia, y como no podía ser de otra forma, no podíamos dejar pasar este día sin hablar de ciencia y desperdicio de comida.

En este año 2020, tras un estudio realizado por la Universidad holandesa de Wageningen, se estima que en media, cada consumidor desperdicia al día, el doble de la última estimación realizada por Naciones Unidas, lo que equivale a 527 kilocalorías de comida (frente a las 214kilocalorías que estimó la FAO en el año 2015, dato que hasta ahora era usado como referencia).

La aparente causa de este hecho, según se explica en el estudio publicado en la revista PLOS ONE, es que a mayor poder adquisitivo de las familias, el desperdicio de alimentos crece. Por esta razón, los investigadores proponen la reducción de los niveles de desperdicio de alimentos en países de ingresos económicos altos.

ciencia y desperdicio de comida

¿Cómo puede ayudar la ciencia contra el despilfarro?

Está claro que  la ciencia, junto con la tecnología, nos da herramientas para la disminución del desperdicio de comida en toda la cadena alimentaria. Por ello, ciencia y desperdicio de comida van de la mano si el objetivo es la lucha contra este despilfarro.

Se desarrollan nuevas técnicas de conservación que aumentan la vida útil de los alimentos, por ejemplo, envases con más resistencia en el transporte, que se vuelvan a cerrar fácilmente o divididos en porciones.

La ciencia también ayuda en otros procesos, como por ejemplo, la identificación de dónde se producen las mayores pérdidas de producto en la cadena alimentaria. También se encuentran en desarrollo nuevos materiales para alargar la conservación de los alimentos, como por ejemplo, un papel diseñado por la empresa Fenugreen, que consigue duplicar el tiempo en que frutas y verduras pueden consumirse, impregnado en diferentes especias que evitan el crecimiento de hongos y bacterias, y que posteriormente, una vez utilizado puede usarse como abono.

Los envases son un medio crucial en el que ciencia y desperdicio de comida se unen, y es que también se investigan iniciativas que aseguran la integridad del sellado en los envases con materiales que son resistentes y difíciles de perforar, o mediante envases activos, o lo que es lo mismo, que evitan la entrada de sustancias no deseadas, mientras aportan, al mismo tiempo, otras beneficiosas para la conservación del producto como biocidas, antioxidantes u otros agentes que absorben oxígeno y humedad.

El reciclaje y la reutilización también son otro punto en el que la ciencia  y el desperdicio de comida confluyen, ya que ésta entra en juego en la investigación de subproductos industriales para desarrollar nuevos productos a partir de los materiales que forman el excedente, recuperar compuestos usados como aditivos o ingredientes en otras industrias , así como también para dar con nuevos productos saludables.

Ciencia, desperdicio de comida y consumidores

Todos estos ejemplos, son un claro reflejo de la importancia de la ciencia y el desperdicio de comida, cómo se complementan y cómo poder inclinar la balanza para la disminución del despilfarro y avanzar en le camino del zero waste. De todos modos, lo que sí es crucial es el papel de los consumidores, la concienciación y las acciones que se pueden llevar a cabo en el día a día ¿ya sabes qué herramientas tienes para ponerte manos a la obra?

Hasta aquí el post de hoy sobre un tema tan importante como es la ciencia. Os animamos a que os paséis a ver algunos otros posts sobre el desperdicio en nuestro blog y que, por supuesto, os descarguéis nuestra App #EncantadoDeComerte para empezar a salvar alimentos y luchar contra el desperdicio de comida desde YA.

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